28 noviembre, 2009

Hugh Hefner: libro de memorias

Hugh Hefner es ese señor mayor que aparece siempre en batín de seda acompañado de las neumáticas rubias de ‘PlayBoy’, su empresa, un emporio que tiene como buque insignia la revista que comenzó a publicar en 1953. Como editor, Hefner ha contribuido a la liberación sexual americana desvinculando el desnudo del submundo y la sordidez, sacándolo de la clandestinidad editorial y acompañándolo de interesantes reportajes de opinión y un incuestionable buen gusto estético. Antes, Hefner estudió Psicología, se unió al ejército americano donde sirvió al finales de la Segunda Guerra Mundial y encontró trabajo, ya con 27 años, en la revista ‘Children’s Activities’. Allí descubrió su verdadera vocación, la de editor.

“Resulta imposible crear una revista sin dinero, pero yo lo hice. Escribí a quiosqueros de todo el país hablándoles de una nueva revista para hombres titulada ‘Stag Party’. La respuesta fue inmediata y recibí pedidos por 70.000 ejemplares. Lo único que tenía que hacer entonces era crear la revista”. En el último minuto, el nombre original tuvo que ser cambiado porque ‘Stag Magazine’ amenazó con una demanda. Hefner la llamó ‘PlayBoy’ y sustituyó el ciervo por un conejito con esmoquin, un logotipo que hoy es uno de los más reconocidos del planeta. “La genialidad de Hefner”, según Paul Gebhard, del Kinsey Institute de la Universidad de Indiana, “consistió en asociar sexo y ascenso social”. Aquel número uno “era un libro a medida de los deseos del estadounidense soltero y urbanita de la posguerra y alimentaba sus sueños”. Además, Hefner convenció al fotógrafo John mujeres se doblan en tres partes y llevan una grapa en el ombligo”. Sin embargo, su dedicación y el éxito de la revista pasaron factura a Hefner, que se divorció en 1958 de Mildred Williams, con quien había tenido dos hijos: Christie y David.



El rey libertino

Hugh se hizo famoso ya en los años 60, cuando dirigía su imperio desde la amplia cama redonda de la Mansión Playboy ubicada en Chicago: toda una ostentación de su estilo de vida frente a la América de doble moral: “Creé Playboy en 1953, pero podría decirse que llevaba ensayando toda mi vida. [ ] En secundaria creé un periódico escolar llamado ‘School Daze’. Cuando el primer informe Kinsey, ‘La conducta sexual humana’, apareció en 1948, publiqué un artículo en la revista de humor del campus donde afirmé que se trataba del libro más importante del año. [ ] En la Northwestern University escribí un ensayo llamado ‘Sex Behaviour and the U.S. Law’, en el que comparaba las estadísticas de Kinsey y las leyes vigentes por entonces en Estados Unidos, que prohibían casi cualquier forma de actividad sexual con excepción de las relaciones matrimoniales”. También colaboró con una agencia de publicidad por 40 dólares semanales y con ‘Esquire’ por 60. Como le denegaron una subida de 5 dólares, dejó la revista. Él ya quería montar la suya propia. La lanzó con 600 dólares de su bolsillo. Consiguió otros 3.000 de amigos, parientes y cualquiera dispuesto a escucharle: “Un amigo escritor cobró en acciones los 200 dólares de su texto. Se trata del artículo más lucrativo que nadie haya escrito jamás. Le hizo millonario”.
Al poco tiempo, la revista ‘PlayBoy’ se convirtió en la más leída del país. En los 70, la tirada eran de siete millones. Después se estabilizó en los 3,2 millones de lectores igualando a ‘Time’ y ‘Newsweek’. Hefner buscó la fórmula de diferenciar su revista, y apostó por el diseño gráfico y la ilustración. Contó con colaboradores de excepción como el ilustrador Vargas, Pablo Picasso (que ilustró un relato de Ray Bradbury), Dalí o incluso Andy Warhol. A pesar de ese incuestionable pedigrí cultural, en 1963, Hefner sería arrestado por vender literatura obscena. Tuvo en contra a los puritanos por mostrar carne desnuda, a los religiosos por su filosofía laica y “libertina”, a los de izquierdas por el ostentoso materialismo de su forma de vida y hasta a la facción radical del movimiento de liberación de la mujer por su supuesto sexismo.

Por entonces, Hef, ya poseía una cadena de clubes nocturnos en 19 ciudades e incluso probó suerte en la industria discográfica y televisiva. Tuvo una enorme proyección mediática la realización de ‘PlayBoy’s Penthouse’, una serie semanal para televisión en la que aparecía él rodeado de innumerables famosos. Por la Mansión, bien en sus veladas de boxeo, en sus fiestas o en los visionados de películas semanales, han circulado desde Groucho Marx o Andy Warhol, a Paul Newman, Tony Curtis, Jack Nicholson, Clint Eastwood o Ursula Andrews. Protagonista de un eterno festival de sexo, de debates filosóficos acerca del vello púbico cuando no de la poligamia, y portada de las más importantes cabeceras por su admirado lifestyle, Hugh tenía todos los juguetes caros: hasta un avión, un DC-9 pintado de negro que en 1970 bautizó como The Big Bunny (el gran conejito) equipado con una discoteca, una gran cama redonda, duchas y azafatas vestidas de conejitas.



Una vida sentimental agitada


Una de sus novias más duraderas fue la playmate Barbi Benton. Se dedicaron a viajar por varios continentes para esquiar y hacer relaciones públicas para la empresa. Pronto apareció un tercer vértice, Karen Christy, en este triángulo amoroso que, ya en el 72, se convertiría en rectángulo al entrar también la espectacular Marilyn Cole.

En 1989, a los 63, se casó con la playmate Kimberly Conrad, de 25, con quien tuvo otros dos hijos: Cooper y Marston. A Kimberly le dedicó una edición especial para coleccionistas de ‘PlayBoy’, con 93 páginas de desnudos. Sin embargo, menos de una década después, en enero de 1998, se separó y volvió a la más desenfrenada soltería, con apariciones en público dedicadas a alabar las bondades del Viagra, un “medicamento milagroso” que dice consumir a menudo.

Ahora, el editor polígamo tiene dos nuevas novias, Karissa y Kristina Shannon, dos playmates gemelas que se mudaron a la Mansión, en otra época habitada por hasta dos docenas de conejitas. Las hermanas Shannon son el reemplazo de Holly Madison, Kendra Wilkinson y Bridget Marquardt, antiguas emperatrices de la galaxia Hefner. Su casa, la emblemática Mansión PlayBoy, un castillo victoriano con 30 habitaciones, 70 empleados y un jardín de 22.000 metros cuadrados en el centro de Los Ángeles, es escenario de fiestas legendarias. Hefner señala La Gruta, un jacuzzi situado en una cueva de techo muy bajo, como su rincón favorito.

Algo no tan divertido es, sin duda, la nueva sombra de crisis. En los tres primeros meses del año, el imperio de este editor octogenario (único en poseer una estrella en el salón de la Fama de Hollywood) ha perdido 10 millones de euros y ello, a pesar de que ‘PlayBoy’ sigue siendo la revista masculina más leída en EEUU y que han recortado costes despidiendo al 25% del personal y cerrando las oficinas de Nueva York. Culpa de Internet… Harto de que la compañía no dé beneficios, Hefner (dueño del 70%) ha puesto en venta la empresa por 230 millones de euros, la cantidad que calcula que necesita para mantener su estatus.

En Primera Línea

Gigolós: mi reportaje en Primera Línea




Cuando las que pagan son ellas

Un par de películas recientes, ‘American Playboy’, con Ashton Kutcher, y 'La clienta', de la francesa Josiane Balasko, abordan sin tapujos el tema de la prostitución masculina. Nosotros aprovechamos para sumergirnos en el mundo de los escorts y demás hombres que ofrecen servicios sexuales de pago en España y planteamos una de nuestras encuestas a quemarropa: ¿has pagado o pagarías por tener sexo?



El cine da tímida constancia de la prostitución masculina. Si ‘American Gigolo’ recreaba la azarosa profesión y los milagros eróticos de un jovencito Richard Gere dedicado a proporcionar carísimos servicios sexuales a damas y señoras casadas, ‘American Playboy’ cuenta la historia de Nikki (Ashton Kutcher), un joven que se ha labrado una vida de lujo haciendo uso de su atractivo sexual. Instalado en la fabulosa casa de Hollywood Hills de una abogada de mediana edad, organiza fiestas y se acuesta con multitud de mujeres.


Se alquila un hombre

¿Hay mujeres dispuestas a pagar por tener relaciones sexuales? Pues sí. Y como consecuencia, cada vez de un modo más visible, también hay hombres que se dedican a la prostitución. “Es un hábito más extendido de lo que se cree. Siempre hubo mujeres que mantenían varones, pero el hecho de pagar por sexo es bastante reciente. La mujer habla hoy del touch and go (toco y me voy) y del sexo furtivo con bastante naturalidad. Y de ahí a cuestionarse por qué no puede también pagar, como el varón, hubo apenas un paso. Tiene que ver con los nuevos roles de la mujer. Ahora la mujer también paga y manda. Y se permite disfrutar”, asegura el psiquiatra y sexólogo Adrián Sapetti. Hay chicos de pago de todos los precios y perfiles, desde 80 euros por media hora a 50.000 euros por pasar cinco días en Kuwait con una dama que no duda en enviar el jet privado a recoger al mozo... Y es que, en esto de los escorts, también hay clases.

Cosa muy distinta sería el turismo sexual. Unas 600.000 mujeres occidentales han viajado a diversos países en busca de sexo desde 1980. Con datos en la mano, Jamaica lleva la delantera; la isla ha alojado a 80.000 señoras deseando cruzarse con su ídolo de ébano. Sin dejar de ser comercio de carne, se trata de un tema distinto, donde no necesariamente media dinero en efectivo, sino invitaciones o regalos que suponen un “detalle”, una compensación entregada desde la gratitud por haber contribuido a que la estancia se haga más amena (e inolvidable).

Cuenta Joel Acosta, stripper que compagina el porno con sevicios como escort de lujo, que “cuando la mujer paga por compañía masculina, exige, fundamentalmente, discreción. Algunas desean cumplir contigo una fantasía sexual pendiente o probar cosas que han visto en películas X. Me han llamado también parejas para que me acueste con ella mientras el marido mira, algo con lo que pretenden aportar un aliciente extra a su relación”.

No existe un perfil unívoco de consumidora. Según apunta la psicóloga y sexóloga Diana Resnicoff, “suelen ser mayores de 35 o 40 años y elegir varones más jóvenes, de hasta 20 años menos”. Muchas veces se trata de una esposa aburrida, aparcada en una jaula de oro mientras él, esclavo de su trabajo y dedicado en alma (y en cuerpo también) a cualquier actividad profesional o de ocio, se mantiene ocupado y lejos de ella. Una llamada a un escort, para muchas, resulta una solución relativamente económica a una intimidad intoxicada de monotonía, cuando no una medida para compensar la falta de sexo. Al respecto, María, de 48 años, separada hace tres, dice: “No me enorgullece ni me avergüenza: es lo que pude conseguir para pasarlo bien y por ahora me resulta satisfactorio. Más adelante, veremos. Si siento que me engancho, desaparezco, ellos ni siquiera tienen mis teléfonos. No quiero rollos, porque podrían ser mis hijos. El vínculo no pasa de noches fantásticas; con ellos no puedo hablar de nada, no tenemos nada en común más que una buena piel”. Pero hay otras situaciones: “A veces llaman desde el hotel ciertas ejecutivas que deben viajar por razones laborales, o estudiantes que tienen curiosidad. Una vez”, explica Joel, “fui a casa de una chica que me había visto en la despedida de soltera de una amiga suya, y aprovechaba que sus padres estaban de viaje”. Y hay amas de casa aburridas. Y mujeres sedientas de vendetta por unos cuernos, por ejemplo. Y hasta ancianas que no quieren morirse sin experimentar un orgasmo: “Me abrió la puerta de la habitación una señora de más de 60 años… Parecía mi abuela. Quise morirme pero pensé: “Aguanta, piensa en el dinero”, reconoce Hugo, de 23 años, que vende pisos, pocos, en una inmobiliaria y además, en secreto, realiza servicios de una hora por 120 euros. Se da el caso de quienes, como Ana, arquitecta de 35 años, reconocen que valoran la falta de implicación emocional: “Quiero echar un polvo sin explicaciones y sin currármelo durante dos horas, ni tener que charlar. Si me gasto 400 euros en unos zapatos que casi no uso, ¿cómo voy a escatimar en una noche para mí?”. Sin embargo, aún hay que luchar contra prejuicios varios, como la idea, equivocada, de que si una mujer tiene que pagar por sexo es porque “está desesperada”. Asegura Joel que a la mujer “le gusta sentir que te conquista, que no te acuestas con ella sólo por plata. Y siempre trata de aclarar que no necesita pagar por sexo; debe decirlo para cuidar su imagen”.



Una simple transacción

También se considera inconcebible que, siendo una fémina puedas pagar por algo que podrías obtener gratis, como si todas la tías fueran guapas y como si todas tuvieran tiempo y ganas de salir de caza. “Hago shows en despedidas de soltera y bailo en discotecas”, explica Santi, un cachas de Barcelona que trabaja en Madrid desde hace tres años, “me han ofrecido a veces dinero por irme con alguna, pero sólo acepto si la chica me gusta. Por eso no tengo tarifa fija: es algo muy ocasional”.

Como apuntaba Sapetti, conforme las mujeres trabajan y gastan libremente, se va forjando un mercado para los prostitutos masculinos. Pero, a pesar de la fuerte dosis de mitificación y de leyenda urbana que rodea a los gigolós , no es nada fácil eso de vender el cuerpo; todo se complica por la erección, donde no cabe fingir. O sube o no sube. “Reconozco que no siempre consigo empalmar”, confiesa Carlo, de 24 años, modelo ocasional y gogó, un brasileño escultural, y gay, que se anuncia online como chapero por 180 euros la hora. “Con los hombres voy bien, pero no soy pasivo. He trabajado con pocas chicas y ya las había visto, eran conocidas o amigas y había feeling... Si me llama una mujer, siempre pregunto su edad. Si es muy mayor, pongo una excusa o pido mucho más dinero”. En una entrevista reciente, Shai Shahar, acreditado prostituto de lujo, apuntaba que las carreras de los aspirantes a vivir de las mujeres sin dar palo al agua duraban menos de seis meses: la ansiedad erectiva y preeyaculatoria acaba con su rendimiento y, consiguientemente, con cualquier futuro profesional en este ámbito. Aún así, insistía en que “la señora paga por tu tiempo.



Curso Intensivo para Escorts


Puede parecer sencillo, pero la de acompañante masculino de lujo es una profesión que exige notables cualidades.



Step One


La apariencia lo es todo porque tu belleza interior no le interesa a nadie. Viste bien y huele aún mejor cuando hagas de acompañante. La mayoría de las chicas que pueden permitirse un bolso caro buscan un “boy-toy” ideal para presumir ante sus amigas. Si no puedes comprarte como mínimo un traje de Armani, improvisa lo mejor que sepas con marcas menos lujosas.



Step Two

Déjate ver en los sitios adecuados. Asiste a actos de caridad, subastas e inauguraciones de galerías de arte, a convenciones de políticos y diplomáticos… Paséate por las joyerías importantes y por las tiendas de alta costura. Si quieres atraer a ricachonas más jóvenes, ve a discotecas y clubes exclusivos, logra colarte en el reservado. Las universidades privadas concentran a las herederas, acude a las fiestas que organizan…



Step Three

Fíjate como objetivo a la mujer adecuada. Las que viven malgastando la fortuna de un marido adicto al éxito profesional o la de un papá bien posicionado serán más caprichosas y manejables que aquéllas que se han labrado su carrera a pulso. Parte de tu trabajo será conversar y una dosis de cultura te será imprescindible para desenvolverte. Lee sobre cine, fotografía, moda...



Step Four


Sé encantador y atento. Si quieres permanecer en los brazos dulces de mamaíta, complácela en todos sus deseos. Sé su esclavo. Regálale los oídos, alaba su belleza o su inteligencia. Y lo que es más importante: da la talla en la cama. Cúrratelo: estás trabajando. Vuélvela loca hasta que sea ella quien te llame pidiendo más.



Step Five

Todas tienen puntos débiles. Descúbrelos y juega con su vulnerabilidad para mantener a tus benefactoras fieles a ti. Una mujer de negocios estresada no tendrá tiempo de conocer a otros hombres, está aislada y ocupada: ofrécele disponibilidad y dulzura. Y una heredera no poseerá ni las habilidades sociales ni la astucia que una mujer que trabaja. Con esta última hazte el duro y déjala con ganas de verte o se aburrirá de ti.



Step Six


La química no siempre surge entre dos personas. Cuando no la experimentes de modo natural, recuerda unas pastillitas azules que los laboratorios farmacéuticos han desarrollado. Viagra, Cialis y otras variantes deben acompañarte, junto con preservativos y lubricante. La erección resulta crucial, pero la logres o no, recuerda: tu objetivo es el clítoris, y a él puedes aplicar el resto de tus armas: tienes diez dedos y una lengua...

Para leer el reportaje de diciembre de Primera Línea sobre sexo de pago, gigolós y prostitutos, pincha aquí.


Enjoy.

27 noviembre, 2009

Mireia Canalda: ¡págame!

La tal Mireia Canalda (Mireia Dopacio Ruiz, esa catalana que sale en la tele contando que se tiraba a Muñoz Escasi y a Ronaldo) me alquiló un piso.

Hace unas semanas entregó las llaves, recogió sus cosas y se ha largado debiéndome dos meses de alquiler. Lo dejó destrozado y lleno de mierda... Además, ha dejado recibos sin pagar por casi quinientos euros (agua y luz).

Si alguien sabe cómo localizarla, por favor, que me lo diga. No me coge el móvil y mi abogada necesita datos para interponer la demanda.

25 noviembre, 2009

El poder de la intención

Hace años que uno de mis Maestros me habló de Masaru Emoto y de su teoría sobre la configuración de las moléculas del agua en función de la verbalización y de la intención de los pensamientos a que son expuestas. Por fin, gracias a un amigo, localizo el vídeo que lo explica. Ojalá, además de entenderlo, lograra ponerlo en práctica.

23 noviembre, 2009

Casting de La Sexta. Parece mentira, a mi edad...

No sé en qué hora se me ocurrió, pero el caso es que me inscribí al casting de SLQH (La Sexta). Parece mentira, a mi edad... En fin. Todos sabemos que sustituir a Pilar Rubio es... es... es...

Y lo de apuntarme también lo hice fatal... Como registrarme me costó un triunfo, justo en lo importante la cagué y ¡no puse ningún vídeo! Menos mal que no lo hago todo igual de bien.

Aun así, ando persiguiendo a mis amiguitos para que me voten... Parece mentira, a mi edad... Pero el caso es que en cuestión de horas llevo ya más de doscientos votos (unbelievable, gracias a todos).


Por favor, señoras y señores, pasen y voten con 5 points. PINCHAR

No hay que registrarse, son 3 segundos.

Como hay confianza, les diré que lo que no me cabe en la cebeza es que haya tipas con tres mil quinientos votos, ¿son como Bustamante o qué? ¿Acaso no hacen otra cosa en todo el día que votarse? ¿Han constituido una plataforma entre sus amigos, allí en su pueblo, para votar mil veces al día? Parece mentira, a mi edad...

06 noviembre, 2009

Guetta: versión final de Sexy Chick

En diciembre se publica la entrevista que le hice a David Guetta (la sexta ya, creo) cuando vino a Madrid el 16-17 de septiembre.
Respecto de uno de los mejores temas, Sexy Chick, encuentro el vídeo (final version) aunque no puedo incrustarlo... Pincha aquí. Para verlo. Es lo más grande.

Sigo navegando y... Estamos de suerte: el mismo vídeo pero en versión mayores de 18. Y éste sí se incrusta, inexplicable...

05 noviembre, 2009

No hay mejor idea para un viral

Sin moverme de casa ni saber a ciencia cierta dónde queda exactamente Cáceres (es una hipérbole, of course), resulta que...

Qué gran idea para poner en el mapa algo.

Pulsen y vean.