24 abril, 2012

Verdad y Mentiras en el Sexo


Aunque este libro va mucho de eso, de introducir, introducir, parece que en los prólogos han de darse varias explicaciones, generalmente de otro tipo. Una, impepinable, acerca del título. Podría decir la verdad, que es que los de Ediciones B ya lo tenían pensado cuando aquella tarde de julio de 2007 me recibieron en Barcelona para “hablar de mi libro” (de otro de mis libros). También puedo contar la versión de que una mañana, mientras trabajaba sobre estas páginas, leyendo una entrevista a un famoso diseñador de camisetas, encontré una frase: “las grandes verdades no están escritas”. No sé si me tomé su afirmación como un reto, como un guantazo en la cara o como motivo de inspiración. Sea como fuere, me hizo mover el culo y esforzarme -otra cosa será que lo consiga- por explicar grandes verdades y tremendas mentiras sobre sexo. 

Hoy día se habla, se escribe, se emiten programas y se publican artículos sobre este tema a tal velocidad que, desde luego, se diría que no se piensa en nada más... Sin embargo, esa obsesión va acompañada de un montón de datos que pululan sin ser contrastados, y de tabúes, mitos, frases hechas y desechas que, en realidad, por mi trabajo, barajo constantemente. “No te cuesta nada, llevas años hablando de esto”, pensé al principio. Con los meses, me di cuenta de cuánto me equivocaba y me sumergí yo solita en una depresión motivada, entre otras razones, por aquello que León Tolstoi (1818-1910) decía: “Es más fácil escribir diez volúmenes de principios filosóficos que poner en práctica uno sólo de sus principios”. Mucho me temo que la idea que se nos transmite es que el sexo es coito, puro mete-saca, que esto va de correrse. Todos buscamos más y mejores orgasmos. Pero ¿dónde encajan ahí la emoción, la eyaculación precoz, las caricias, etc.? Y ¿qué pasa con el clítoris? Incluso yo misma llevaba cantidad de prejuicios pegados. Estudiando manuales y consultando a expertos, he podido asimilar muchos conceptos que deberían enseñarse ya desde la escuela. No todos terminamos poniendo ladrillos, operando hernias, pilotando aviones, maquillando profesionalmente o vendiendo fruta. Personalmente, no he vuelto a utilizar un logaritmo neperiano para nada –ahorro, por respeto, el millón de inutilidades que he memorizado con éxito de cara a los exámenes-. Sin embargo, salvo celibatos cada vez menos frecuentes, o abstinencias elegidas y pactadas, todos los seres humanos contamos con nuestros órganos sexuales y los utilizamos –aunque, todo sea dicho, cada vez más desvinculados de la teleológica reproducción- y, además, tenemos la innata necesidad de relacionarnos. Ahí está: el sexo, la sexualidad, la sensualidad y el erotismo van a formar parte de la vida de todos. Sepamos de qué van y disfrutemos. 

Así comienza mi segundo libro, titulado Verdad y Mentiras en el Sexo, publicado por Ediciones B en 2008. Pero el sexo es un universo que me confieso incapaz de acotar. Si el sexo no es divertido, a menudo es lucrativo, o parte de una ganga que te da acceso a algo que quieres o que necesitas; copio del libro La sabiduría de las putas. Burócratas, burdeles y el negocio del sida. Elizabeth Pisani (Ed. Sexto Piso). El sexo va de conquista, fantasía, proyección, infatuación, estado de ánimo, ira, vanidad, amor, joder a tus padres, el riesgo de que te pillen, el placer de acurrucarse después, mirar a alguien desnudo, y un-millón-de-cosas-más. Alguna de ellas, las comentaremos aquí.