Lo que más me gusta de este trabajo es que me permite ser un poco menos ignorante (no mucho, porque como ya sabéis, una no puede prescindir de ciertas vetas rubias imaginarias, herencia genética irrenunciable, pero tan favorecedoras, de un plumazo). Hay alguien nuevo en mi acervo cultural: una cantante londinense de 21 años que arrasa. Lily Allen. Mola. De verdad. Su vídeo es lo mejor que he visto (no se trata del típico fragmento de concurso de camiseta mojada ni vemos el plano aberrante de ningún culo que repite el metesaca automático mientras un patético realizador es incapaz de captar nada más que las sacudidas efecto flan de varios pares de tetas; de verdad que este clip -dirigido por una tía, Sophie Muller, como no podía ser de otra manera- está casi al nivel de algunos capítulos de House) y me encanta su voz, dulce y chispeante, pero sin ser de gata en celo, y las letras de sus canciones son realistas, creíbles, perversas y llenas de ironía. Saca disco el 17 de julio y por la intensa promoción que hace, vino a Madrid y pude charlar con ella, entrevistarla. Ya leeréis lo que me contó, que no tiene desperdicio. Os adelanto que, por ejemplo, como venganza de un ex, se tiró a su mejor amigo. Desde luego depués de ver su vídeo, no creo que la gente la olvide (yo, desde luego, si no fuera mayor ya, en su día querría ser ella).
www.lilyallen.es