25 mayo, 2008

Mentiras y gordas

El viernes era la presentación del rodaje de la película Metiras y Gordas. Llegamos, entramos y, en quince minutos, cortan la rueda de prensa y pasamos a hacer unas fotos grupales del elenco y después, las entrevistas. De verdad, en total, entre las fotos en grupo -todas aferrados al cartel, no vaya a usarse una imagen para otros fines- y el tiempo de entrevistas, de ésas "íntimas", de un famoso para lo menos quince periodistas, nos dejaron menos de una hora. Después, comimos como los pavos y al autobús otra vez. Tras dos paradas reglamentarias en estaciones de servicio, de casi tres cuartos de hora cada una (porque ¿quién tiene prisa?) y de varias plegarias para que el Señor evitara una colisión múltiple debida a la tormenta, desembarcamos en nuestro lugar de destino. Sólo habían pasado 15 horas. Eso sí, repito, yo FELIZ, porque tuve a Hugo Silva para mí solita unos minutos y me trató estupendamente (tampoco hice nada para merecer otra cosa, claro que ahora, en frío, de esto último sí que me arrepiento... ¡Qué boba!). Y a pesar de ese instante, de que me agarrase para la foto y demás, he podido dormir (no ese día, porque yo tenía una cena y lo uno llevó a lo siguiente, y me dieron las siete de la mañana, cargada con los bártulos y todo). Y tampoco me quejo porque podía haber sido peor (abajo lo cuento).

Como había leído la sinopsis oficial, no entendí lo que sucedió, ese ocurantismo durante la rueda de prensa para cuya cobertura, hubimos de cruzar España y regresar, en el mismo día, a Madrid. Sí, como digo, después de casi once horas metidos en un autobús, a los periodistas no nos quisieron revelar ná de na... Nos mirábamos incrédulos, ¿hemos hecho tantos kilómetros para esto? Pues sí, menos mal que al menos, pude entrevistar a Hugo Silva -y tenerle a solas un rato resulta excitante, a pesar de que no se depila, y me supo a poco, todo hay que decirlo: hoy día, no me conformo con esa migaja, maté a la becaria que todos llevamos dentro tiempo ha, pero bueno. Y también hablé un buen rato con Ana de Armas, con Ana María Polvorsa (la pelirroja que hace de hija de "Aída", ¿que cómo puedo haber pasado por alto pedirle que me confirmase si es pelirroja natural? Pues porque me corté, porque nos prohibieron efectuar preguntas personales y una, se decantó por la cautela).

Queridos, situemos la acción. El autobús arrancaba desde Plaza de España a las 08:10 de la lluviosa mañana del viernes y nos dejaba justo en el mismo sitio a las 23:10 de la igualmente desapacible noche. En el plató, donde aparecimos con una hora de retraso -el conductor se perdió y no encontrábamos el sitio-, escuchando al elenco, pasamos unos quince minutos. Tal cual aparcó, entramos a un set abarrotado de periodistas y nos acumulamos como debieron hacinarse los pobres judíos en las cámaras de gas. "No cabemos", comentábamos con cara de morder limones. Las cámaras de las teles locales y de los medios que fueron en coche (o en AVIÓN), se habían colocado bien a gusto y los demás... pues arreando. Avanzo y me cruzo con los directores. A Alfonso le conozco hace años, y nos saludamos. A él y a Menkes, les he entrevistado anteriormente. Avisan que van a empezar y debemos callarnos. Me siento en el suelo -sin complicaciones gracias a mi óptima forma física y a que evito plantearme cuánto pagué por esos pantalones-, junto con los demás. Al menos -pienso por contentarme- estoy en primera fila (desde ahí, casi huelo a Hugo).

Por vuestra salud mental, me salto las tediosas e inevitables intervenciones de los señores que ponen la pasta y las máquinas, y plasmo la rueda de prensa.

En palabras de Albacete: “los personajes reflejan lo que sucede ahora con la gente joven. Es una comedia, una película joven y fuerte. Por fin en España hay actores jóvenes, solventes, con talento, que pueden hacer papeles buenos, con mucho interior y mucha historia y además, tienen esos físicos impresionantes”.

MygANA POLVOROSA: Estoy encantada de estar rodando esta película. Estoy aprendiendo mucho, cada día más. Está siendo una experiencia increíble, estoy alucinada con la película. Mi personaje me gusta mucho porque es distinto de lo que yo había hecho hasta ahora y supone salirme del personaje de la serie Aída. Me aporta muchas cosas, me nutre como actriz. Dentro de Mentiras y Gordas ya alguna parte más complicada que otra y eso me gusta porque supone un reto y que, al final, todo te puede salir bien.

"El personaje torturado de la película, uno que tiene mucho éxito con las chicas, igual que en la vida real –añade Albacete-, pero que luego tiene un montón de conflictos y a quien le ocurren muchas cosas, es Hugo (Silva)".

HUGO SILVA: Estoy encantado de estar aquí, con el equipo, con todos vosotros. Deciros que mi personaje en efecto, es uno de los mayores del reparto. Está torturado porque se da cuenta de que está en una espiral dentro de la que no evoluciona y quizá sea eso lo que le destroza. Y aún así, el tipo, es cierto, tiene éxito con las chicas –risas-.

Y sigue Albacete: "Ana de Armas puede hablar de las mentiras. Ella es uno de los personajes que más miente en la película, es muy duro su personaje. Engaña y miente mucho".

ANA DE ARMAS: Miento mucho por culpa de su éxito con las mujeres –se gira y mira a Hugo Silva-. Carola es una chica normal que tiene un amiga a la que quiere mucho y que se siente un poco culpable porque se enamora de su novio. Y claro, tengo que mentir todo el tiempo para no herir a mi amiga. Y miento también porque no quiero admitir lo que siento por él, no quiero –repite riéndose-. No se lo merece.

Albacete se hace con el micro de nuevo: “Mario Casas tiene un secreto en la película que hoy no va a revelar, bueno tiene muchos, que iremos descubriéndolos cuando se vea la película”.

MARIO CASAS: Mi personaje, Toni, es un chaval muy feliz, muy somático –no le permiten decir nada-. Es un chico que quiere vivir, que sueña con muchas cosas… Él vive una amistad con Yon González, que es su mejor amigo. También con Marina (Ana Polvorosa). En la película, tanto mi personaje como el de Yon reflejan una historia fresca, natural, una situación que le puede pasar a cualquiera con un amigo… -el pobre sin querer, se ha metido en un charco. Por lo visto, aunque en la sinopsis lo explica, su idea es crear expectativa acerca de las historias sexuales de la trama, sin revelar, de momento, quién se tira a quién…

Alfonso recupera el micro y repite lo maravilloso que es trabajar con este reparto… Y prosigue: "El personaje más fuerte, más potente de la película es el que hace Duna Jové, con quien ya hemos trabajado antes. Para nosotros se ha puesto una pinta maravillosa, que incluye hasta piercings falsos".

DUNA JOVÉ: Falso, todo falso –y recorre con las manos sus piernas desnudas, a penas tapadas por una minifalda, y señala unos zapatos negros de charol de plataforma y tacón de casi veinte centímetros-. Nunca me habían parado en un aeropuerto hasta el otro día –risas-. Como hay chico torturado, también hay chica torturada, que soy yo. Y ella se enamora de… -Albacete le hace señas- y no puedo decir más.

La película habla de mentiras, habla de gordas, de sentimientos, de cosas que nos suceden a todos. Habla en un tono de comedia y, al tiempo, en un tono joven y fuerte –concluye Albacete y nos da las gracias-. ¿Alguna pregunta?

Desde detrás, una compañera inicia el turno.

- ¿Dónde están las gordas?
- La gorda –puntualiza Ana de Armas-. La gorda, que no es gorda, no ha venido.
- Miriam Giovanelli es una actriz de 18 años que hace de una de las gordas de la película, pero no podemos desvelar mucho más.

Me envalentono y levanto la mano. Como he dicho, conozco a Albacete, y a su marido cinematográfico, David Menkes, que me miran... Sé que saben que voy a abrir brecha.

- Para Elpaistv: Leyendo la sinopsis y escuchándote, Alfonso, hablando de la gente joven, de la noche… ¿Puedes explicar la parte de sexo de la película?
- ¡Sabía que ibas a ir por ahí!
- Bueno, preferiría que hablaras tú –por Albacete- y él –señalo a Hugo Silva- porque por lo que has explicado, su personaje tiene mucho éxito...
- Éxito tiene todo el mundo en esta película –concreta Hugo-.
- Bien, pues entonces: ¿Cómo enfocáis el sexo, la noche, las relaciones? –le pregunto-. ¿Hasta dónde se van a implicar los actores, qué tipo de escenas se van a hacer?
- Bueno eso se ha de ver en la película -Alfonso Albacete, echando balones fuera, empieza un discurso lleno de explicaciones no solicitadas acerca de los decorados, de la comida de la región, de lo fabuloso que es rodar en plató… todo por no contestarme. Le sigo mirando, ahora con ojos de incredulidad. Los demás periodistas, se dan cuenta de que no responde y empiezan los intercambios de codazos y de caras de decepción, así que, después de casi un minuto de promoción de los estudios, Albacete comprende que mi cara exige una respuesta a una pregunta, y se centra-. Y el sexo, en la película, sí, habrá sexo, en las escenas, quiero decir, porque en el rodaje, no. Estamos todos muy bien, de verdad. Por las noches, todos tranquilitos, todos bien. En la peli sí, habrá sexo pero no más ni menos del que tú hablas en tus páginas y en tus historias… -toda la prensa de España me mira preguntándose, ¿y ésa quién será?-.
- No he venido a autopromocionarme –trato de que Alfonso no desvíe el tema, y veo a Hugo Silva mirándome, y me pongo nerviosita…-. Me interesaba el enfoque del sexo en la película y el tono en que vais a desarrollarla.
- Desde la verdad, desde la verdad –insiste Albacete.
- Desde la verdad –abre la boca Menkes por primera vez.
- Y sin pudores –Albacete.
- Lo más natural –apostilla Menkes.
- Y además, ya conoces nuestro cine… –me explica Albacete, evocando épocas muy coloristas-. Lo que sí que es cierto es que estamos en una etapa donde tenemos un punto de vista más analítico sobre el sexo y todo esto, ahora somos más reflexivos ante lo que sucede. Antes era un poco más frívolo, estamos siendo más analíticos.
- A esto me refería. En la sinopsis que nos habéis pasado, se dice que Mentiras y Gordas “habla de un grupo de jóvenes que están descubriendo la vida y buscan en sus relaciones la solución a sus problemas: Seres que viven el delirio furioso de la noche, que se cruzan y entremezclan en playas, discotecas, bares, terrazas y chill outs, rodeados de música. Pero al amanecer, con el sol, aparecen también el bajón, la realidad y los sentimientos”. ¿Qué hay de esos sentimientos?
- Eso Mario, Mario puede contar… -se parte de risa Albacete y se crea un revuelo donde nadie entiende nada-.
- Sí, la película se basa en eso: en la realidad –me mira Mario-. Estamos intentando enfocar esa reflexión de la realidad de chavales de diecisiete, dieciocho, veinte años, como mejor se puede, tratando el sexo de un modo muy natural, muy fresco y muy de verdad. Los guiones son así, como nosotros.
- Es que no se puede desvelar la película. Hay relaciones entre personas, relaciones heterosexuales, homosexuales… -dice Ana Polvorosa-.
- Y luego, pues se muestra lo que pasa después –es Hugo Silva-, lo que ocurre después de una fiesta o del sexo o lo que sea, todo ese poso de sentimientos, de contradicciones de los personajes… Yo creo que esa es la reflexión que se hace después, que no es todo fiesta por fiesta sino que hay un porqué detrás –les doy las gracias y otro compañero, agarra el micro y, para preguntarles cómo se organizan siendo dos directores, el tipo se pone a hablar cerca de cuatro minutos. Hasta los actores se miraban incrédulos ante el speech del señor y su afán de agotar su asignación de quince minutos de gloria.
- Éste es uno de nuestros secretos. Cada película es distinta y es cierto que vamos evolucionando. En esta estamos trabajando quizá de un modo diferente. Pienso, en cualquier caso, que el respeto, el creer en la otra persona y el estar juntos en momentos complicados. Hacer cine en España es muy difícil y en estos últimos cuatro años dedicados a Mentiras y Gordas… han sido de lucha por sacarla adelante, juntos en lo bueno y en lo malo, sin sexo –me mira y se ríe-. Tampoco te puedo contar ahora nuestra fórmula de trabajo porque cada día es diferente.
- Y en rodaje, en vuestro día a día, ¿quién dice, por ejemplo: “Acción”? –insistía el señor.
- Depende –se ríe Albacete. - Si no te has dado cuenta ya es que… -Menkes rompe su silencio, certero como un bisturí-.
- Y es que tú, Alfonso, lo tienes crudo –el tío, no se cansa-. Es que claro, Alfonso y Albacete, las dos con “a”, tú lo tienes crudo.
- No, bueno, a mí, de todas formas, me encanta trabajar en silencio –Menkes es contundente-.


Eso sí, repito, tuve a Hugo Silva para mí solita. Y tampoco me quejo porque podía haber sido peor. Nada más salir de Madrid, antes de dar las nueve pero ya en medio de ninguna parte, abro la cámara de vídeo y ¡oh cielos, no! ¡A mí, no!, me encuentro que está sin cinta. Y comienza mi particular descenso a los infiernos: "No jodas, Eva, que no te has traído una miserable mini-DV". Vacío el bolso. En efecto: tengo cintas de grabadora como para cubrir una Conferencia de Naciones Unidas, tres pares de gafas de sol -en Madrid, en ese instante diluviaba..., pero es que cómo pega el sol en Alicante-, tres baterías para la camarita de marras, micro y cables, una grabadora y pilas de repuesto para cada aparatito, más efectos personales pero ni una puta cinta... Empiezo a sudar y a ponerme roja como un pimiento. Somos unos veintitantos periodistas y asimilados en derechos. Por lo que he podido comprobar, no conozco a ninguno... ¡Qué vergüenza! Pero bueno, alguien tendrá buen corazón... Me levanto y recorro el autobús mendigando. Vaya por Dios: nadie, nadie, nadie, lleva cámara de vídeo (vale, hay que seguir jodiéndose. Hago que me lo creo, pero: ¿en esas bolsas de cámaras qué habrá?). Habría pagado por una cinta, aunque fuera reciclada, lo que me hubieran pedido. Ideo el Plan B: "Eva esta cagada puede solucionarse, pide ayuda" (es decir, otro tipo de ayuda, porque ya he explicado que me había encomendado a toda la corte celestial mientras rebuscaba entre mis pertenencias y después, mientras arrastraba mi angustia butaca por butaca del vehículo). Llamo a Mónica, de la agencia de comunicación y se lo explico, cuidando muy mucho de no echarme a llorar... Y ella, mueve los hilos y nada más pisar tierra, me estaban entregando una cinta... Dios protege y provee. Ah, que conste que tal y como yo me imaginaba, sí había gente que llevaba cámara mini DV. Dos o tres por lo menos, y tenían cintas, por supuesto, pero claro, cuando iba suplicando por las filas de asientos yo no era consciente de que ese bús iba repleto de tan caritativas almas (¿he comentado que se trataba de periodistas del corazón? Pues sí, esos que convierten en un infierno la vida laboral de los que sólo queremos entrevistar a un tipo que se dedica profesionalmente cosas interesantes y punto. "Hacen corazón" pero por lo visto, no tienen uno).

5 comentarios:

Tania dijo...

Hola
Me gustaria saber que dias ruedan y que horarios llevan los actores y actrices de esta película. Espero entusiasmada tu respuesta

Anónimo dijo...

ayer en buenafuente estupenda...le dejaste mas de una vez sin palabras y eso es dificil.
enorabuena.

Anónimo dijo...

sí señorita, el otro día en buenafuente estuviste estupenda (en todos los sentidos), una auténtica experta, un beso!

Anónimo dijo...

mmm!! creo que podría comerme varias veces a hugo silva y no cansarme! madre mia!
muy buena entrevista! algo larga :P jiji

bss

Anónimo dijo...

Como me gustan las tias buenas que hablan y practican sexo sin tapujos, pero si además se dedican a difundir la líbido por los medios, ya tengo nueva musa, y nuevo enlace en favoritos.

Besos.