El sexo es, probablemente, la faceta humana que admite más particularidades. Más allá del polvo de manual, se abre un universo de parafilias y prácticas específicas que exigen pacto y preparación previa. Algunas de las más bizarras, rozan (o incurren directamente en) lo ilegal. Y además, pueden ser muy peligrosas. La búsqueda de emociones fuertes lleva en ocasiones a que algunos se adentren por terrenos de violencia, humillación o prácticas que pueden resultar dañinas para la salud. Hay quien disfruta con la anoxia (o asfixia erótica), con la escarificación o las mutilaciones, y personas que aseguran sentir placer con el dolor. Sin embargo, todo eso admite matices: ¿hablamos de amputar un brazo o de unos simples cachetes en el trasero? Hacer uso de palabras clave, contar con los utensilios adecuados y conocer tanto el estado de salud de cada uno de los implicados como las posturas seguras, técnicas adecuadas para atar a otra persona o los tiempos de asfixia admisibles son algunos de los detalles a tener muy en cuenta cuando se aspira a disfrutar de prácticas sexuales de riesgo... y vivir para contarlo.
Continuará en breve.
Se trata del reportaje que escribí para la revista Primera Línea.
Un amigo me abrió este blog para que contase las anécdotas de la publicación de mi primer libro, un trabajo periodístico acerca de la industria del porno. Aquí seguí reseñando cuanto rodeó la edición del segundo, un manual de divulgación sobre sexualidad. "Mi lado más hardcore" y "Verdad y Mentiras en el sexo" han sido mis criaturas más mediáticas, por las que me empezaron a invitar a las teles. Pero hay más... "Sexo, amor y cirugía", mi primera novela, premiada incluso. Y sigo ;)
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