19 marzo, 2008

En camino

Se supone que hoy me llegan las pruebas de impresión (nunca mejor dicho). Mi editor -¡cómo flipo con eso de tener un editor!, ¿seré gilipollas? A la gente se la pone gorda un Ferrari, no añadiendo un jefe a su larga lista de problemas... pero a mí me pone, ¿qué le vamos a hacer?- me ha prevenido: "Verdad y mentiras en el sexo" se ha quedado en 432 páginas. Casi nada.

Hace no mucho, mi amigo Rubén me advirtió: "Eva eres subnormal. ¿Acaso después de tantos años en esto no has aprendido que la gente no lee? Diez folios y fotos. Ése es el tipo de libro que esperan de ti, que eres una tía, guapa y con buenas tetas. No les proporciones mensajes contradictorios". Rubén es la catarsis de tantas cosas... Pero claro, ni caso le he hecho.

Dispongo hasta el martes para escribir un email con los posibles cambios que detecte y que considere de todo punto imprescindibles. Bonitas vacaciones voy a chuparme. Sin embargo, aunque sea para dejarme los ojos, estoy deseando que llegue el mensajero y juro que en esta ocasión no me voy a fijar en si está o no buenorro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Seguro que te fijas en el mensajero, sino no serias tú. Suerte con el libro, aquí tienes un futuro lector.(nochesinfin.blogspot.com)