23 octubre, 2012

Más vale prevenir

Me gusta a mí una de vampiros… Pero lo que les cuento hoy, ya se lo adelanto, tiene mucho de terror y poco de ficción. Con las siglas ETS o ITS echamos edulcorante léxico a las frases donde incluimos, respectivamente, las palabras enfermedad e infección de transmisión sexual. La lista de ellas es tan larga como terrorífica: se contabilizan unos treinta tipos; entre ellas, la Enfermedad inflamatoria pélvica, Gonorrea, Herpes simple, Infecciones por Clamidia, sida, Vaginitis, Sífilis, Uretritis inespecífica, Tricomoniasis, Verrugas genitales, Virus del papiloma humano, etc. Y además de tantas, lo peor es que, encima, cabe que se padezca más de una simultáneamente y que, una vez “curadas”, algunas, rebroten. Son las conocidas “venéreas”, esas infecciones que se transmiten de una persona a otra por contacto sexual, bien epidérmico, bien por intercambio de fluidos por cualquier vía (vaginal, anal u oral, por lo que la garganta es igualmente una vía de contagio…).

Es triste pero, en los tiempos que corren, justo en el momento en que alguien te atrae más y más intimidad alcanzas (y mejor lo estás pasando), más miedo debe darte. Si se mantiene una relación sin protección, al menor síntoma de “alteración” en los fluidos o sensación de picor o de escozor, o aparición de úlceras dolorosas o indoloras, granos, ronchas en la región genital, verrugas abultadas, ampollas, ganglios en la ingle, y molestias al orinar, secreción por el pene, dolor en el bajo vientre, etc., -incluso, algunas ETS pueden no presentar síntomas- ha de acudirse a un especialista que determinará si es preciso realizar pruebas o prescribir medicamentos. Respecto de si las ETS se curan, depende, como en otras enfermedades, del momento en que se detecten y se empiecen a tratar. Cada ETS es distinta. Pueden curarse con pocas o ninguna consecuencia grave o permanente para la salud, salvo el sida -aunque con el tratamiento se puede retrasar la aparición de la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente- o determinados casos, los más graves, del VPH. Las demás, casi todas se pueden tratar, pero, dependiendo de su origen (hongos, bacterias, virus o parásitos) las hay que no se curan del todo –como el herpes-. Atención especial merece la hepatitis (consultar con médico).
Por muchas veces que se repita, nunca se insistirá lo suficiente: la higiene, la responsabilidad en la elección de parejas sexuales (en quién y en cuántas porque, en efecto, la promiscuidad multiplica los riesgos de contraerlas) y practicar sexo seguro: utilizar siempre condones y no hacer según qué cosas con gente cuya historia sexual no se conoce (por simpático/a y bien vestido/a que vaya…). El preservativo es el mejor método para evitar la mayoría de las ETS/ITS. Ante la sospecha de haber contraído una, debes acudir al tu ginecólogo para que te diagnostique mediante análisis sanguíneos y de cultivo de líquidos corporales o del tejido donde se ha producido la infección.
Mientras obtienes tus resultados, has de evitar tener más relaciones sexuales o donar sangre y, en caso de estar infectado, hasta terminar el tratamiento y que hayan remitido los síntomas. Es tu responsabilidad informar a tu/s pareja/s sexual/es de que estás enfermo, para que también acuda/n al médico. No debes automedicarte: no sirven los mismos medicamentos para curar distintas ETS/ITS (además puedes enmascararlas). Aunque nos podemos contagiar todos, suelen afectar más gravemente a la salud de las mujeres. La sífilis y el sida pueden transmitirse por vía sanguínea o de la madre embarazada al feto dentro del útero o al bebé durante el parto, pero el riesgo puede reducirse y hasta ser eliminado si la madre se diagnostica y se trata durante el embarazo.
Por la gravedad de sus consecuencias en la salud femenina, hay que mencionar los condilomas o verrugas genitales: se manifiestan como protuberancias del color de la piel, con una superficie rugosa, en los genitales o alrededor del ano. En ocasiones se localizan dentro de la boca, como resultado de un contacto urogenital (sexo oral). Están producidas por el VPH (Virus del papiloma humano), un virus que presenta distintas cepas y se transmiten pene-vagina, vagina-boca, pene-boca y con juguetes sexuales que hayan tocado las verrugas que a veces salen en sitios donde es imposible verlas, por contacto directo de la piel con ellas; de ahí que el preservativo sea imprescindible.
Algunas infecciones aparecen sin síntomas y tanto la mujer como el hombre pueden ser portadores y vehículos de las mismas. Esa infección cuando aparece en el cuello del útero puede malignizarse y producir cáncer del cuello del útero (dependerá del momento en que se detecte y la fase de la enfermedad: puede ser una displasia epitelial leve, CIN I; moderada CIN II,  o grave, CIN III, es decir, cáncer). Es una de las infecciones de transmisión sexual más comunes en la actualidad. Aunque el diagnóstico de esta ETS es relativamente fácil cuando aparecen las lesiones, la posible presencia de infección por VPH hace necesario un exhaustivo estudio del cuello del útero, vagina, vulva, uretra, perineo y ano, siendo recomendable, cuando se detecta su presencia, el examen de la pareja o parejas sexuales por el especialista.
Para la prevención del cáncer de cérvix, se está incorporando a los distintos planes autonómicos de vacunación el Gardasil, una vacuna, cuya comercialización se anunciaba el 20 de septiembre de 2007 en España, que previene con un 100% de eficacia determinados tipos de cáncer de cuello de útero, una enfermedad que causa que cada día mueran 40 mujeres en Europa y el segundo tumor más mortal entre la población femenina. Se indica el tratamiento, que consiste en tres pinchazos, para niñas de entre 9 y 26 años, preferiblemente antes de que inicien su vida sexual. El precio de cada una de las inyecciones es aproximadamente 140 euros.
Las mujeres necesitan hacerse revisiones ginecológicas al menos una vez al año. No es una frase ni un refrán obsoleto ni una leyenda urbana. Por vergüenza que nos dé echarnos en la camilla, meter los pies en los estribos y espatarrarnos delante de la cara de un extraño -les aseguro que también yo he estado en posturas más dignas…-, si ese rato (la mar de incómodo, cierto) nos evita un disgusto muy serio, denlo por bueno. Sean prácticas.

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