09 septiembre, 2008

Sexo y billetes. Comentario de M

Hola Eva,
me gusta mucho tu blog, me parece interesantísimo.
Podrias decirme que sabes de la "financial domination" En donde puedo encontrar bibliografía sobre este tema? todo lo que he encontrado en Google está en inglés, no he encontrado nada en español, portugués, francés o italiano.
Podrías hablar de esta parafília.
Gracias por tu atención y por tu blog.
M

Agradezco la consulta y el comentario.

M se centra en este tema como parafilia, aunque la circunstancia de que medie pago no convierte la relación en parafílica necesariamente, como ya hemos comentado en otras ocasiones. Que yo haya localizado, hay un par de ellas o tres relacionadas con el asunto de tener que pagar para excitarse.

La ciprieunia, consiste en excitarse exclusivamente con prostitutas. Etimológicamente, como dicen todas las webs que he encontrado, "probablemente proviene de Cyprius: isla de Chipre, donde abundarían las prostitutas"...

Existe además la crematistofilia, que se define como la excitación sexual producida al pagar por sexo. No es necesariamente que se encuentre el placer en el sexo pagado, sino que se experimente placer por el hecho de pagar. En su grado más extremo, fascinación sexual al
saberse robado por tu pareja.

En cuanto al concreto asunto de la "financial domination" se trata (por lo que traduzco de Wikipedia, de blogs y de portales y otros sites en inglés) de la parafilia, más desarrollada y practicada en internet que en la vida real, aunque igualmente posible en nuestras tres dimensiones, en la que el esclavo económico ("money slave" o MM "money masochist", normalmente un hombre) se dedica a entregar efectivo o regalos a la parte dominante de la relación, a su Dómina (normalmente una mujer, que recibe denominaciones fabulosas como Money Domme, Financial Domme, Fin Dom, Professional Dominatrix, Money Collector, etc.). El esclavo consigue atención, conversación y, quizá, su dosis de humillación y poco más, o nada en absoluto, de ella a cambio de transferencias y otro tipo de compensaciones fundamentalmente dinerarias.

El problema a la hora de encontrar cifras fidedignas acerca de este tipo de temas, como puede ser la afición a pagar por sexo, sea recurriendo a prostitutas profesionales sea en el ámbito de "los aficionados" y de las propias parejas habituales y sus juegos privados, es que reina la
hipocresía. El otro día, hablando de esto con un grupo de amigas, una nos contaba que otra amiga suya, señora de bien felizmente casada, madre y esposa ejemplar, tras casi treinta años de matrimonio aún hoy le cobra los polvos a su marido: "yo por esto cobro" parece ser que argumenta sin que le cambie el gesto. En realidad cuesta dar con gente que asuma sus prácticas sexuales "más especiales".

Perdón si sueno a folclórica echando la vista atrás pero esto me recuerda a cuando allá por 1997, yo planteé en Vía Digital el primer canal de televisión destinado al público gay. Para que os situéis, era cuando en este país se vejaba a los homosexuales y aún no disponían de derechos civiles. De esto hace muuuuucho, antes de que serlo se convirtiera en obligatorio para poder trabajar en ciertas empresas y publicar en medios generalistas de comunicación, antes de revindicar la condición de homo como lo más cooooool, como si hablásemos de las cuñas de esparto, vaya, o antes de que a los antes proscritos les sobrasen y molestaran las incondicionales amigas (ahora, a.k.a. mariliendres). A ver, que sigo con el relato. Ahí aparezo yo con mi trajecito de chaqueta. Acojonada, toco la puerta del despacho y... Amén de que a mi jefe se le cayeron (literalmente) las gafas al escuchar mi propuesta, que llegó acompañada de extra de azúcar en su café de primera hora y de un taco de revistas y panfletos sobre el colectivo LGBT, debo admitir que el hombre -el mejor jefe que he tenido, un currante, un señor y un cerebro privilegiado- me dio la oportunidad de realizar una propuesta y que se comprometió a plantearla en un inminente Comité de Programación. Salí de ahí y, con permiso de mi jefe, me eché literalmente a las calles en busca de datos... Lo malo era que por entonces ni siquiera había cifras oficiales de parejas de hecho y me vi bastante impotente a la hora de "demostrar" la existencia y presencia social del colectivo y de apoyar el plan de negocio que me había pedido con cifras sobre la tasa real de población gay en esta nuestra querida España. En esa época los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales bastante tenían con no recibir pedradas e ir saliendo como buenamente podían del armario, como para ir por ahí proclamando nada... Y por otro lado, esa misma tarde comprobé que el lobby rosa se dedicaba a hinchar desaforadamente la cifra de homosexuales... Así que, según unos, nadie en España era gay y según los otros, el colectivo superaba el 30% del censo. La cifra más barajada, que se mantiene, es la del 10% de la población.

Y respecto del tema que nos ocupa pasa algo muy parecido. Recientes encuestas que garantizan el anonimato han publicado que entre la población masculina heterosexual más del 30% admite haber recurrido al menos una vez la prostitución (entiendo que a la de carne y hueso, nunca mejor dicho). De ser cierto, aún faltaría computar el porcentaje de gays que pagan por sexo y cuántas mujeres contratan servicios sexuales del tipo que sea y la que se desarrolla en un mundo virtual, mediante internet o por teléfono, donde quizá el esclavo económico jamás vea a su dómina cara a cara.

Traduzco un post de una FinDom (Financial Domina) americana dedicado a su MM:

Asustado y desbordado, pensando que podías dejarlo, has intentado escaquearte.
Pero he hecho muy bien mi trabajo. Las imágenes que he plantado en tu cabeza, las obsesiones que he clavado, los secretos que te he sonsacado, permanecerán contigo para siempre y me dan un ilimitado poder sobre ti.
Tiro de tus cadenas y tú bailas.
Digo "salta" y tú me preguntas "hasta dónde".
La Sirena llama, en un simple mensaje de voz, y tú contestas.
Otra vez. Y otra. Y otra.
Mis $200 llegaron por fin y otros $150 están de camino.
Mientras, tu cabeza da vueltas, eres débil, estás poseído, vuelves adonde provienes.
Yo gano. Otra vez.

En alguna de las webs especializadas bienintencionados expertos previenen del riesgo que conlleva establecer vínculos con según qué tipo de FinDom y señalan que es crucial, antes de iniciar nada, saber qué tipo de dómina es porque, pese a la similitud, no todas persiguen lo mismo. Explican que, por lo visto, las hay de tres clases (románticas, de entretenimiento y de estricta remuneración) y las consecuencias económicas -además de las emocionales- de mantener una relación con ellas para el esclavo varían (pensad en insultos y en castigos verbales e imaginad látigos de cuero estrellándose en carne nada broceada), y arruinarse no queda descartado.

1 comentario:

Gonzalo Cobo Londoño dijo...

Hola Eva, acabo de escuchar la entrevista que te hicieron en la emisora Carcol de Colombia, gracias a ella descubrí que existías y tuve el placer de encontrar tu blog, el cua prometo ir devorando pocoa poco porque se ve muy interesante.
Un abrazo desde Puerto Rico, "La Isla del Encanto".
Gonzalo